Los dirigentes de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional de Chile -organismo rector de la actividad- y con el apoyo de quienes dirigen la mayoría de los clubes de Primera División y Primera B, tomaron la decisión de implementar durante la presente temporada una nueva modalidad de campeonato, consistente en que durante dicho lapso habrá “medio ascenso” de clubes, desde la Segunda División a la Primera B.
Bajo esta modalidad, los resultados no interesarán de la misma manera que un torneo en que se juegue por el título y por la permanencia en Primera B, toda vez que el club que el club de Primera B aún mantendrá la opción de conservar la división jugando un partido con quien obtenga el primer lugar de la Segunda División Profesional.
Ello afecta directamente a los planteles profesionales e integrantes de los respectivos cuerpos técnicos, debido a que tal implementación, se fundamenta en un intento de los directivos por rebajar presupuestos, como una fórmula que resuelva la actual crisis que vive el fútbol nacional, trasladando de esta forma a los trabajadores y a la competencia misma las consecuencias de la reseñada crisis.
Basados en esta nueva fórmula de organización del campeonato nacional, los clubes no sólo se abstendrán de realizar nuevas contrataciones, sino que deliberadamente rebajarán las remuneraciones y consecuentemente se limitarán las posibilidades de celebrar nuevos contratos de trabajo.
De lograr operar la situación antes descrita, puede tener secuelas serias para el fútbol en su conjunto no sólo a nivel nacional sino también internacional, desluciendo la actividad, quitándole competitividad a los campeonatos, con la consecuente pérdida de aficionados y la posibilidad cierta de someter al fútbol profesional en una crisis mayor.
COMPETENCIA SOBRE CRITERIOS ECONÓMICOS
El gremio de entrenadores plantea tomar medidas y decisiones que beneficien lo deportivo por sobre lo económico, fortaleciendo las competencias, que permitan un desarrollo jerarquizado entre las diferentes categorías del Fútbol Joven y competencias profesionales, que alcancen a optimizar las condiciones laborales y su ejercicio, para todos los trabajadores del sector.
Por otra parte, no se entiende por qué en nuestro fútbol debemos analizar año a año la naturaleza de nuestros campeonatos, cuando vemos que las potencias futbolísticas, comprendiendo la gran diferencia estructural que de ellas nos separa, siempre pretenden la continuidad en sus procesos de competencia y muy difícilmente enmiendan un torneo de una temporada a otra.
Por tanto, hacemos un llamado a los directivos a ponderar la toma de decisiones que les corresponde, en el camino a proyectar y fomentar el progreso deportivo de las competencias, tema central de un fútbol jerarquizado y ordenado.
